¿Alguna vez te has preguntado qué es eso que pasa cuando se deja de respirar? ¿Qué sucede en nuestro cuerpo cuando nos sumergimos en el silencio bajo el agua sin más oxígeno que el que tenemos en los pulmones? Esta semana la apnea se roba el protagonismo y lo hace que mejor que junto a Miguel Lozano, doble subcampeón del mundo y una de las 8 personas que ha descendido más allá de los 120 metros.

Miguel no solo ha desafiado estas profundidades, sino que ha tocado los límites del cuerpo humano. A lo largo de su carrera, ha estado incesantemente explorando nuevas técnicas para prolongar la duración y la profundidad de sus inmersiones, investigando y aplicando los últimos avances en fisiología y psicología deportiva.

Además del reto físico, enfrentarse a estas profundidades representa desafíos psicológicos muy complejos. Apneístas como Miguel deben cultivar una fortaleza mental extraordinaria, aprendiendo a calmar su mente y controlar sus emociones en un ambiente donde el pánico o la duda pueden tener consecuencias graves. Este manejo de la presión psicológica es lo que realmente diferencia a los apneístas de élite, y convierte cada inmersión en un profundo ejercicio de meditación y autoconocimiento.