Puedes hacer que tu diafragma salte de forma activa si realizas el siguiente ejercicio.
No importa la posición que adoptes, aunque siempre estarás más relajado/a tumbado/a, tratando de alejar tu cabeza de los pies sutilmente.
Si estás de pie, puedes colocarte un libro en la cabeza y que no se caiga al tratar de elongarte.
Ahora toma aire, el que necesites nada más y, lentamente, deja que salga.
Al acabar, suelta un poquito más, ya de forma voluntaria y… espera. Espera un poco… 3, 4, 5 y deja que entre y continúa la inspiración lenta.
Ahora ya lo notas, ¿verdad? Usando este ligero empujón reflejo, echando más aire del necesario, provocamos que el diafragma salte.
Trabajándolo de la forma adecuada tendrás una mejora en el transporte de oxígeno y con ello una mejora en tu rendimiento sin importar tu disciplina.
Ya sé lo que estás pensando…si nado, que siempre respiro por la boca, ¿mi diafragma trabajará bien? Deberás realizar con él un trabajo extra fuera del agua. Nada más.
Ciertas posturas mantenidas, estrés excesivo, alteraciones digestivas, lesiones cervicales o en las caderas y así una larga lista de problemas que lo comprometen generando una ola de repercusiones por todo el cuerpo.
Se puede estirar, trabajar contra resistencia, realizar aspiraciones diafragmáticas, apneas con el diafragma arriba o abajo, multitud de cosas para mejorar y, si está bien, optimizarlo. Para que termines de convencerte, te invito a que hagas esta pequeña liberación durante un tiempo y te acostumbres a meterla en tu rutina de entrenamientos, te asegurarás de darle los mimos necesarios a nuestro protagonista.