En nuestro caso, tras haber debatido en el equipo y haber aportado cada uno su granito de experiencia hemos determinado un protocolo estándar para nuestros deportistas.
3 distancias: 50, 200 y 400. Aplicando la fórmula anteriormente descrita con las dos últimas.
¿Y el 50 entonces, para qué? Te preguntarás.
Bien, pues es un punto más en la recolección de datos que te voy a ampliar ahora.
En el proceso de entrenamiento de los deportistas es fundamental, de forma periódica pero lo suficientemente espaciada, testear ciertas capacidades que nos confirmen que el trabajo realizado es el adecuado. Esto también sirve para reafirmar y cuantificar las suposiciones, ya que eso también es palpable en el día a día.
Con eso quiere decir, que cuando hagas el test, aproveches y extraigas más datos de los necesarios para hacer el cálculo. Nada tres distancias, toma nota de los parciales, cuenta las brazadas, respiraciones…
En definitiva, cuantos más datos recojas, mejor.
Cuando repitas el test tras un bloque de entrenamientos, ve más allá de solo comparar la velocidad crítica y observa cómo has evolucionado en tu nado con el resto de variables que has recogido.
Una vez hayas integrado la velocidad crítica en la prescripción de tus entrenamientos deberás tener en cuenta que según el test realizado se aleje en el calendario y tu entrenamiento progrese, tendrás que priorizar de nuevo la RPE y frecuencia cardíaca frente a la VC, hasta que actualices de nuevo su valor llevando a cabo los tests nuevamente.
En mi caso, no suelo testear a los deportistas más de 2 – 3 veces por temporada. Preparar los tests implica mucho más que un día a fuego en la piscina, y por ello tampoco podemos testar cada quince días, dejando de lado el propio proceso de entrenamiento.
Por último, antes de que metas el bañador en la mochila y pongas rumbo a los metros más agónicos de tu vida natatoria te traigo la última confesión:
Obsesionarse con un número no sirve de nada.
Me explico:
Cuantificar las mejoras está muy bien, ser capaz de bajar las marcas es lo que todos queremos, pero hay mucha más tela que cortar que simplemente bajar marca en los tests a base de látigo.
En la natación, y no te descubro nada nuevo, el componente técnico es fundamental. Dedica tanto o más esfuerzo a mejorar tu técnica de nado que el ritmo en extenuantes sesiones y semanas de enormes metrajes de agua.
Hace poco, y con el mundial de natación de este verano como telón de fondo, leía una entrevista al actual recordman de 100m libres David Popovici, que decía la siguiente afirmación: